
Jorge Luis Borges ofrece en el Aleph una mirada al espejo infinito que multiplica las imágenes de todos los hombres, fundiéndolos en un sólo tiempo, la eternidad.
Su erudición que también se vislumbra infinita y su prosa exquisita, reinventa la literatura, la historia y el mito para develar la concatenación sagrada detrás de cada acto, individuo y momento.
Se trata de una colección de 17 cuentos, catalogados dentro del género fantástico, inspirados en crónicas, anécdotas, textos antiguos y leyendas, y plagada de referencias.
El inmortal plasma la capacidad de las palabras para trascender su origen como símbolos y terminar erigiéndose en el único reemplazo posible del recuerdo.
Un hombre ordinario apenas rozará la gloria del destino que intenta apropiarse en El muerto.
Una controversia de tipo doctrinal revelará en Los teólogos la concurrencia existencial y la naturaleza circular de la historia y el tiempo.
Historia del guerrero y la cautiva traza un símil de opuestos entre una “india blanca” y el legendario guerrero lombardo que terminó abrazando la causa de Roma y muriendo por ella.
Emma Zunz, en apariencia el relatomás mundano, se distingue por la anécdota en la que con astucia se troca la virtud por vicio.
La casa de Asterión, reimagina la existencia del minotauro, príncipe orgulloso, en pleno dominio de un cautiverio que asume autoimpuesto.
La otredad y la imprecisión de la memoria son los ejes de La otra muerte.
Una nueva época habrá de erigirse forzosamente sobre las ruinas de la vieja y en Detusches Requiem,Alemania es el yunque sobre el que se cierne el martillo de la historia reciente.
Borges mismo afirma en el epílogo del libro que algunos de ellos no son considerados memorables, lo que sucede es que palidecen junto a otros más que son extraordinarios, imprescindibles, ejemplos del más fino y pleno ejercicio de la literatura del pasado siglo, porque “El Aleph es uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos”.
No lo dejen ir.