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Rope

A partir de una limitación autoimpuesta, Alfred Hitchcock comprueba con Rope su maestría para imponer forma a fondo.

La película presenta un reto técnico notable, la ausencia de cortes funcionales, para presentarla como un solo y larguísimo plano secuencia de 80 minutos de duración, que el director sortea con maña a ingenio, pues las limitaciones tecnológicas le obligaban a cortar para cambiar carretes.

Un plano general nos sitúa apenas comenzada la película en el microcosmos donde transcurre la totalidad de la historia, un sofisticado departamento neoyorkino. Apenas entramos somos testigos de un asesinato. Brandon y Phillip son los ejecutores, David la víctima, los tres jóvenes, ricos, atractivos y distinguidos, pertenecientes al mismo exclusivo círculo. 

Apenas expira la víctima surgen las diferencias entre los asesinos. Brandon, es encantador y dominante, osado e impulsivo, ansioso siempre de estirar hasta romper toda noción de los límites propios y ajenos. Phillip, es manipulable, nervioso, tibio, ansioso y resentido.

El homicidio es apenas el punto de partida de un itinerario maquiavélico que incluye ofrecer una fiesta a los padres, novia y mejor amigo de la víctima, a los que se une su antiguo asesor,  interpretado por el recurrente del director, James Stewart, adepto y origen de la teoría con la que Brandon justifica su delito, con una lógica que remite a Nietzsche y Crimen y castigo. Notable y controversial el guión los expone con diálogos agudos que se concretan gracias a un notable trabajo de ensamble, que por su talento y una precisa dirección no pierden jamás el tono, que oscila entre suspenso, drama, comedia, misterio y farsa.

John Dall está estupendo como Brandon, apropiado de cada línea para derrochar control y carisma, Stewart lo alcanza al final con la fuerza de un sentido monólogo, mientras Edith Evanson Constance Collier explotan al máximo roles secundarios que proporcionan momentos deliciosos de comedia.

Lo limitado del entorno forza una coreografía de emplazamientos de cámara y movimientos de actores. El origen teatral del guión, inmediatamente percibido, lo compensa y completa Hitchcock con una cámara que gobierna el espacio para guiarnos, desplazándose precisa entre objetos, personajes, ambientes y situaciones. 

El cine es fundamentalmente imagen, pero también es sonido, Hitchcock lo sabe y se sirve de él desde el primer grito, el sonido diegético y extradiegética, los efectos sonoros y el tema musical mínimo, para explorar y expandir los límites de lo que constituye el filme. No la dejen ir. 

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