Tragedia en cuatro actos, Hamlet representa la exploración dramática de William Shakespeare de una venganza enmarcada por la traición, el incesto, la locura, la ira y la ambición.
La visión del espectro de su padre trastorna al joven príncipe de Dinamarca, al revelarle que el autor de su muerte no es otro que su tío, quien ahora ostenta el trono y recién se ha casado con su madre. La fortuna del padre alcanzará luego al del hijo, de quien ha heredado no sólo el nombre y el título sino también el trágico destino.
En la obra, el conocimiento de un acto tan atroz empuja a un hombre a la locura, que en Hamlet es fingida y por tanto autoimpuesta, no así en Ofelia, doncella virtuosa y su interés romántico, quien enloquece de dolor al morir su padre.
Tan importante es la acción como el diálogo, especialmente en los soliloquios del protagonista en los que cada línea se transforma en vehículo para el examen de conciencia existencial.
La podredumbre extiende su largo brazo para abarcar a los culpables y con ellos también a los inocentes. La tardanza de Hamlet será también su perdición, pues mientras más demore en ajustar cuentas más lejos estará de la justicia y más cerca de la venganza.
La primera de las desgracias será infligida, el resto ¿merecidas? Recomendado.