Del genio literario de Virginia Woolf nadie duda, Orlando no es la mejor de sus obras, ni la más profunda, podría ser incluso la más trivial, ese es su mérito, presentarnos otra cara de la brillante Woolf, quien sirviéndose de la sátira nos presenta un divertido ejercicio literario que en primera intención concibió como “a writer’s holiday” y ni siquiera pretendía publicarlo. El resultado es ocurrente y ameno, capaz también de arrancar más de una carcajada.
Aún así nadie puede ocultar su propio genio, aquí y allá hay pequeñas joyas reflexivas que la autora reprime cuando descubre excesivas. Su brillante voz es notoria a lo largo del relato, que al tomarse tantas libertades creativas es revolucionario. El tiempo es elástico, vemos los siglos pasar, mientras que en Orlando apenas se suceden los años, pasan también las modas, las ideas, las convenciones, los monarcas.
Orlando es hombre, pero es también mujer y cuando se opera el cambio de sexo logramos ver la denuncia social al perder su posición, propiedades y privilegios.
Inspirada en Vita Sackville-West de quien se dice fue amiga y amante de la escritora, las aventuras de Orlando dejan entrever también la personalidad de la autora, quien por confesión propia nos aconseja buscar al creador en la obra.
Más aún Woolf realiza una hazaña similar a la de Cervantes con el género caballeresco y el Quijote, sólo que ella utiliza la solemnidad de la biografía para retar y desafiar a los biógrafos.
Feminista, propositiva, ocurrente y salpicada de profundidad, Orlando es la más célebre aunque no la mejor creación de la maravillosa voz de la autora inglesa. Recomendado.